EL MAÍZ TRANSGÉNICO

EL MAÍZ TRANSGÉNICO

La Suprema Corte de Justicia de México ha rechazado todos los amparos presentados por algunas de las mayores empresas agroindustriales del mundo, que buscan acabar con la suspensión de la siembra de semillas transgénicas genéticamente modificadas en el país. La fuerza legal desplegada por los gigantes agroindustriales para sembrar maíz transgénico en México no está dando resultados. Tras ocho años de batalla judicial y decenas de impugnaciones, la Suprema Corte de Justicia de México se ha pronunciado por primera vez en el litigio y ha rechazado por unanimidad todos los amparos presentados por las compañías Monsanto, Syngenta, PHI y Dow. La siembra de maíz genéticamente modificado sigue prohibida en México. Todo comenzó en 2013, cuando las organizaciones decidieron interponer una demanda colectiva contra la siembra de maíz transgénico en México.

Los transgénicos son organismos a los que se les ha insertado material genético, generalmente de otras especies; por métodos que jamás podrán ocurrir en la naturaleza. Aseguran sus promotores que no hay evidencia de que tengan impactos negativos en la salud o el medio ambiente...pero hay que recordar que los transgénicos no son inertes, sino organismos vivos que se reproducen en un ambiente fuera del control de los que los han creado.

Estos alimentos transgénicos conllevan efectos impredecibles para la salud humana y animal, al recombinarse, con nuestras propias bacterias o ante la posibilidad que nuestros órganos incorporen parte de estos transgénicos.

Esta demostrada la contaminación transgénica del maíz en México, que una vez que son liberados los transgénicos contaminan los demás cultivos, por polen, vientos e insectos. Los cultivos e insecticidas pueden afectar a otras especies que no son plagas de los cultivos, tal como se comprobó que el polen del maíz afecta a las mariposas Monarca, y estos se multiplican en países de gran biodiversidad.

Según los promotores de los transgénicos deberíamos aceptar todos los riesgos, porque necesitamos más alimentos en el mundo para la creciente población mundial. Actualmente se producen 2 kilos diarios de alimentos por persona. El hambre en el mundo no es un problema tecnológico. Es un problema de injusticia social y desequilibrio en la distribución de los alimentos y la tierra para sembrarlos.

Desde que Estados Unidos comenzó con los transgénicos en 1996, el uso de agroquímicos aumentó en 23 millones de kilos. Los cultivos transgénicos también producen menos. Las semillas transgénicas son más caras que las convencionales, aun cuando haya un pequeño aumento de producción, este no compensa el gasto extra en semilla.

Prácticamente todos los cultivos de transgénicos en el mundo están en manos de cinco empresas transnacionales que son: Monsanto, Syngenta (Novartis + AstraZeneca), Dupont, Bayer (Aventis) y Dow.

Monsanto solo controla más del 90% de las ventas. Las empresas controlan la venta de semillas y son los mayores productores de agrotóxicos.

Lo cual explica porque más de tres cuartas partes de los transgénicos que se producen son tolerantes a herbicidas aumentando el uso neto de agrotóxicos.

Aceptar la producción de transgénicos significa entregar a los agricultores, a las pocas transnacionales que dominan el negocio y enajenar la soberanía alimentaria de los países.

Todos los transgénicos están patentados, la mayoría en manos de las mismas empresas que los producen. Esto significa un atentado ético, en tanto son patentes sobre seres vivos, y además son una violación a los derechos de todos los agricultores a guardar su semilla para la próxima cosecha. Los patentes impiden esto y obligan a los agricultores a comprar semillas nuevas cada año. Si no lo hacen, se convierten en delincuentes por "uso indebido de patente."

La próxima generación de transgénicos incluyen cultivos manipulados para producir sustancias no comestibles como plásticos, espermicidas, abortivos y vacunas.

En Estados Unidos hay más de 300 experimentos secretos de producción transgénica de sustancias no comestibles en cultivos fundamentales como el maíz. A la par han producido vacunas en plantas como si fuera algo positivo: Pero ¿qué sucedería con estos farmacultivos si se colaran inadvertidamente en la cadena alimentaria? La mayoría de nosotros hemos sido vacunados contra enfermedades ¿Pero se vacunaría Ud. todos los días?, ¿qué efectos tendrá esto? Ya se han producido escapes accidentales de estos cultivos.

Tarde o temprano, los cultivos transgénicos contaminarán a todos los demás y llegarán al consumo. Para detectar esta contaminación, dependemos de que la propia empresa que la produce nos entregue la información, cosa que son renuentes a hacer.

La contaminación del maíz en México, su centro de origen concentra todos los problemas que describimos, pero además es un ataque violento al corazón mismo de los cultivos mexicanos; a su vasta cultura culinaria y a los mil usos que se le dan al maíz y a sus economías campesinas.

Con esta guerra biológica al maíz tradicional, las transnacionales podrán apropiarse y privatizar este tesoro milenario y colectivo de los mesoamericanos, obligando a los creadores del maíz a pagar para seguir usándolo en el futuro.

Esta técnica permite a los biotecnólogos saltarse la selección natural al intercambiar genes entre especies e incluso reinos que naturalmente no podrán cruzarse.

El objetivo de la biotecnología aplicada a la agricultura es controlar la producción de alimentos a fin de lograr mayores ganancias para empresas como Monsanto, que al desarrollar estos organismos tratan de controlar los granos básicos que alimentan a la humanidad como el maíz, soya, canola, algodón, sorgo, arroz y trigo"

Países como Estados Unidos y Canadá forman parte de lo que llaman "desiertos verdes", que son miles de hectáreas repletas de maíz transgénico y no hay ningún otro ser más que lo plantado, puesto que el herbicida utilizado (Glifosato) mata cualquier otro organismo vivo.

El equipo jurídico y científico que se oponen a la siembra de maíz transgénico, aseguran que se perdería el maíz nativo, han comprobado que la siembra de maíz transgénico a gran escala contagiaría los maíces nativos convirtiéndolos en transgénicos también. En el juicio colectivo contra estas empresas como Monsanto, que es el mayor productor mundial de plantas genéticamente modificadas ha reconocido "que existe un intercambio de genes entre las regiones del país".

El contagio también alcanzaría al par silvestre, la teocinte, planta que los campesinos hace miles de años domestican para obtener maíz

De acuerdo con estudios realizados, científicos estudian que las plantas transgénicas tienen una alteración en las proteínas realizada en laboratorios, los efectos en los seres humanos aún no están estudiados suficientemente. Hay que aclarar que en ningún país del mundo se siembran transgénicos de su alimento básico. El maíz nos proporciona (a los mexicanos) alrededor del 50% de las calorías y de las proteínas.

Así mismo, los científicos aseguran que sembrar maíz de las empresas que generan maíz modificado a gran escala significaría convertir a los mexicanos en un experimento mundial.

El herbicida que propone Monsanto en la siembra de maíz transgénico en México fue declarado cancerígeno.

Así que lo que se decía, se comentaba en los noventa, es una realidad que pone los pelos de punta, al estar expuestos a productos agrotóxicos y transgénicos con todas las consecuencias de su empleo. Y tal parece que no les importa, solo piensan en el beneficio económico, que se deriva del uso y aplicación de estas técnicas y depender de estas empresas.

El 30 de diciembre del 2020, el gobierno de México publicó un decreto presidencial por el que prohíbe para 2024 tanto la siembra de maíz genéticamente modificado como el glifosato, herbicida más utilizado en el mundo. Este decreto le da "más solidez a la demanda que sigue en curso".

El consumidor tiene el poder de cambiar las cosas. Lo fundamental para preservar el maíz nativo es consumirlo. Si compras una tortilla de mala calidad se está fomentando el monocultivo, la concentración de la riqueza y la destrucción de los hábitats.


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