JUEGOS TRANS OLÍMPICOS

La novedad y lo bueno de estos Juegos Olímpicos, que podrían llamarse "trans-olímpicos", es que ya están por terminar. La ciudad de Lux está próxima a la clausura de estos polémicos juegos, en que se involucró la sensibilidad de los católicos del orbe, aparte del mal gusto (desde el punto de vista artístico) de la inauguración que ensombreció la mística del Barón de Coubertin;
de más altos, más rápidos y más fuertes. El evento de inauguración fue una vitrina para exhibir y poner de manifiesto la "ideología trans" sin ningún rubor, ni vergüenza.

Todo mundo se dio cuenta del trasfondo de estos juegos, que dejaron de ser un juego para convertirse en algo más serio, que afectó el sentimiento religioso de los que nos decimos cristianos.

La abominación sin freno del mensaje trans que se trasmitó, no dejó en duda, que fue una pasarela de la desfachatez moral que el globalismo trata de imponer en contra de los valores más arraigados de la civilización cristiana occidental.

La burla, el escarnio y la inmoralidad del mensaje olímpico fue la de avalar como arte la insufrible danza del descaro, al proponer ante los ojos del mundo, una visión del "sentimiento TRANS", y darle un valor social aceptable a la diversidad que pregonan.

Durante el desarrollo de estos juegos se puso en evidencia lo que la naturaleza dispone como cierto y la mirada globalista lo desmiente; el ejemplo más sonado fueron los primeros segundos contra la atleta Angela Carini, donde luego de sentir el golpe de su contrincante llamado Imane Khelif, se retira llorando. En esta aberración histórica, se armó el San quintín, presionando la opinión pública mundial su desacuerdo en la pretendida "igualdad" que quieren imponer.

La polémica que rodea a Lin Yu-ting y a la argelina Imane Khelif, surge de las pruebas de género realizadas por la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), el año pasado, que descalificó a las boxeadoras. Sin embargo, pudieron participar en París 2024, asunto que "obligo" al Comité Olímpico Internacional (COI) a despojar al IBA, de su condición de organismo rector, por querer arruinar el "show" de las finales del box femenino que abre la posibilidad de que dos hombres obtengan las medallas olímpicas de oro.

Así las cosas … ¡se hunde la "igualdad" en los Juegos Olímpicos!

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