CUBA EN SU ENÉSIMA CRISIS
El gobierno cubano, insensible a las penurias que a diario pasa el pueblo, sigue empeñado en continuar con su bandera política socialista, en el campo ideológico, principalmente, y de ahí se deriva al campo económico, social, religioso, que es lo mismo que decir que el Estado es el que da las pautas y las impone a rajatabla a toda la vida de sus subordinados. Recordemos que, en el Socialismo, es el gobierno el dueño de toda la maquinaria productiva, con un solo partido político, educación con una fuerte dosis de adoctrinamiento, grandes aparatos de inteligencia para vigilar a sus ciudadanos y organismos represores, preparados para reprimir cualquier intento de disidencia con el pretexto de defender la "Revolución".
El gobierno, como en todas las dictaduras, es una camarilla de fanáticos que, cual secta religiosa, tienen a su "mesías", en este caso, los Castro y sus ministros de culto de mayor jerarquía, Miguel Díaz Canel, los militares de alto rango y algunos ministros de diferentes carteras, hasta los acólitos, funcionarios de la burocracia gubernamental, para concluir la metáfora. Ellos, y solamente ellos, son los indicados, los puros, los más aptos, los que a diario se entregan con todas sus capacidades para darle el pueblo todo lo necesario para que sean felices y se sientan orgullosos de su "Revolución Socialista". Los que reniegan por falta de libertad, por quejarse de las carencias de lo indispensable para sobrevivir y que se atreven a manifestar su descontento son unos ingratos, mal agradecidos, agentes del "imperio" y se refieren a ellos como "gusanos", término despectivo y cargado con un fuerte carga semántica y que el pueblo bien adoctrinado durante años, lo interpreta como alguien ruin y traidor, la escoria de la sociedad socialista; muy parecido a lo que en Venezuela llaman "escuálidos" y que en nuestro país se le ha estado tratando de dar al término "fifí".
La enésima crisis actual en Cuba. Los mismos ministros de Economía y de Energía y Minas, Alejandro Gil Fernández y Vicente de la O Levy, respectivamente, reconocen la crisis en sus áreas de responsabilidad y como siempre la culpa es del imperio y su bloqueo, la inflación internacional y, como pocas veces, reconocen la falta de divisas para enfrentarla airosamente. Verdades mezcladas con mentiras fácilmente detectables. Si analizamos pretexto por pretexto, encontramos la verdad; no dicen sobre las compras que hacen a los EE.UU. y que sin problemas importan, no reconocen su ineficiencia en el mantenimiento de las plantas eléctricas, y las fallas continuas de las mismas y que sus planes al respecto no resultan pues los hacen con la base de que funcionarán en largos periodos y que pararán solamente para el mantenimiento preventivo, como es en todas partes del mundo. Agreguemos a esto que la falta continua de petróleo no la han podido resolver pese a la ayuda de Venezuela y México.
De las 120 mil a 130 mil toneladas de combustible que requiere la isla, solamente están produciendo menos de la mitad, según declaraciones del mismísimo Vicente de la O. Por lo tanto los famosos y desesperantes apagones continuarán por tiempo indefinido. Otro fracaso, ya hecho costumbre en el ineficiente gobierno de la camarilla de funcionarios de alto nivel que se auto justifican como ya lo mencionamos anteriormente. Lo mismo podemos decir de la producción agrícola.
El fracaso se extiende en casi todos los ramos económicos, hasta en las tiendas MLC (Moneda de Libre Cambio) ideadas para el turismo y para los cubanos con dólares o euros; la moneda cubana no es aceptada y los productos escasean notoriamente. En los cuerpos policiacos represores y de inteligencia es donde no se nota la carestía y en la construcción de hoteles de lujo, pues el gobierno sigue añorando las buenas épocas de turistas extranjeros que a partir de la pandemia del covid 19 disminuyó notoriamente y no han podido volver a las cifras anteriores al año 2019.
En el fondo, la pandilla de gobernantes sabe claramente la solución definitiva a sus recurrentes "periodos especiales", pero el temor de que el pueblo sea autosuficiente y viva sin las limosnas del gobierno los aterroriza y hasta les quita el sueño. Los que logran dormir acusan de sufrir pesadillas en las que el pueblo, sin temor alguno, les exigen libertad.