DEMOCRACIA DE UTILERÍA IV
Con este artículo cerramos la serie que hemos llamado "Democracia de Utilería". Dejamos para el final el breve análisis de las próximas elecciones en nuestro país por la razón de que son las que más nos preocupan y también son de las que conocemos un poco más, pues los personajes que tienen un papel protagónico nos resultan más familiares, no porque seamos familia, nada de eso, es porque los conocemos, sabemos y nos consta su actuación. El principal actor de las elecciones de junio próximo es Andrés Manuel López Obrador, un personaje de larga trayectoria en los menesteres de la política, quien llegó al poder en su tercer intento. Compitió en las elecciones de 2006 y perdió; en las de 2012 con el mismo resultado, y en 2018 logró su objetivo. Ganó las elecciones por un amplio margen y la mayoría en ambas Cámaras, la de Senadores y Diputados. El organismo electoral le reconoció su triunfo y no hubo ningún problema. Tomó el poder y el país se mantuvo en paz y trabajando, y por supuesto con una gran expectativa sobre el desarrollo de su administración.
La primera señal que mandó hizo fruncir el ceño a muchos mexicanos: fue la orden de suspender la construcción del aeropuerto con el pretexto de detener la corrupción que había en su entorno, pero nunca hubo investigaciones serias, ni acusados, y menos, castigo alguno para los responsables de dicha corrupción. Luego, la escasez de gasolina; un sin sentido pues nunca se resolvió el robo de combustible que fue el pretexto para tomar tal medida. Luego, vinieron las mañaneras y sus desplantes, y muchos creímos que eran resbalones naturales por estar pasando la curva de aprendizaje de cómo manejar el poder, pero no; era tan sólo el comienzo de lo que sería una tribuna para denostar a opositores, atacar a periodistas y medios de comunicación que opinaban diferente al "Señor de Macuspana", sembrar odios y división de la sociedad, pues él decide quién es bueno y quién es malo. Nunca moderó su actuación y como todos los fanáticos, en lugar de corregir los errores que se le señalan, se radicalizan cada vez más.
Rápido nos dimos cuenta, que el "cabecita de algodón", traía muy escondidito "in pectore" el pequeño monstruo del ego, siempre alimentado por la megalomanía. De vez en vez se asomaba ese aún pequeño engendro, hasta que se le salió de control y ha ido creciendo hasta dominar toda su personalidad. ¡Poder, más poder! El Poder Legislativo fue el primero en caer, aprobar iniciativas emanadas del Poder Ejecutivo, sin cambiar una coma. Se fue convirtiendo en una práctica común y, sin rubor alguno, se somete voluntariamente al poder central. Los organismos autónomos que sirven de contrapeso al poder y que fortalecen una democracia, comenzaron a ser atacados y desmantelados. "No sirven para nada", "son un gasto inútil", escuchamos en las mañaneras, y es una señal para que todos sus súbditos se movilicen a cumplir los deseos del Ejecutivo. No ha dejado "títere con cabeza": "Son un estorbo". Hasta el Poder Judicial está siendo objeto de ataque y ha mandado iniciativas para modificar la Constitución para que los jueces sean elegidos por voto popular, aberración que le aplauden las tribunas de lacayos. Porque un dictador que se precie no puede prescindir de lisonjeros profesionales, de reptores que se sienten orgullosos de serlo y de ser alfombra del gran tlatoani, como si le dijeran "pisa con firmeza, oh gran Señor".
Andrés Manuel López Obrador, el de Macuspana, el que se codea con Morelos, Hidalgo, Juárez, Madero, Cárdenas, que ya vive en el olimpo de nuestros grandes y verdaderos héroes. Él tiene derecho de picaporte para entrar y salir de ese arcano reservado para unos pocos, aunque aquí en la tierra viva en un "modesto palacio". Él solito se ha dado tal derecho por lo que mira a sus súbditos con desdeño, que le da superioridad. Además, su destino manifiesto es ser el redentor de todos. ¡Pobre de los opositores que se resisten a recibir la sabiduría y unción para pasar a ser parte de las filas de los buenos, pobres de los clasemedieros, de los aspiracionistas! de esos que quieren progresar, de los que quieren varios pares de zapatos.
El pequeño monstruo ha crecido tanto que ya se siente con la capacidad de dar órdenes a la ONU, a la Unión Europea, el Congreso de los EE.UU, y, por supuesto, a los medios de comunicación con prestigio internacional. Para los gobiernos de Sudamérica y Centroamérica, consejos y parabienes si son de izquierda: Maduro, Danielito, Evito, Gustavito, Gabrielito. A los servidores del Imperio, los castiga con su desprecio.
¿Y a qué viene todo lo anterior si estamos hablando de la democracia? Pues lo anterior consideramos pertinente describirlo, aunque a grandes rasgos, para entender que la verdadera personalidad del Señor Presidente es autoritaria y que no puede tolerar la disidencia de opiniones, que nunca ha reconocido una derrota, según dicen ni en el Béisbol. Olvida, convenientemente, que llegó al poder porque los órganos electorales le reconocieron su triunfo y las elecciones que ha ganado su partido en los diferentes Estados se las han reconocido. ¿Por qué entonces su afán de descalificar a la máxima autoridad en materia electoral? Pues porque sabe que puede perder las elecciones su consentida Claudita y con ello, la posibilidad de seguir mandando por interpósita persona. El temor ante la realidad de poder perder lo tiene inquieto pues además perdería la impunidad que busca a toda costa. Tan sólo las violaciones que ha cometido, a la Constitución, son razón más que suficiente, y está consciente, para ser sometido a investigaciones judiciales serias.
Las revelaciones que se han hecho de su relación con el narco y el financiamiento que ha recibido para sus campañas políticas lo tiene aún más fuera de sus cabales. A nuestro entender es tan sólo el principio de su actuar en lo oscurito. La corrupción de sus hijos con el tráfico de influencia y de sus cercanos, y el fracaso de sus mega obras ya inauguradas, pero sin funcionar, fueron un verdadero agujero negro que consumieron miles de millones de pesos más de lo presupuestado.
Lo anterior abunda para pronosticar que López no va a reconocer su derrota, echará mano de todos los recursos del Estado, financieros y logísticos, a favor de la Sheinbaum. Las fuerzas armadas, y por supuesto las fuerzas del narco desatarán una guerra de desprestigio contra Xóchitl Gálvez. La violencia contra sus opositores se incrementará y nos atrevemos a decir, que está dispuesto a incendiar el país antes de reconocer su derrota. La oposición debe de estar consciente que se enfrenta a un dictador y que la democracia la utilizó para llegar y apoderarse del gobierno. Si le sumamos que está asustado por la situación que él mismo construyó, el actual estado de cosas nos hace pensar en un desenlace incierto.
La única solución que podría hacer que México retomara el camino de la reconciliación y el orden democrático es que acudamos todos a las urnas y que el triunfo sea aplastante. Claro que se puede lograr si todos actuamos con altura de miras ante esta situación que nos plantean AMLO y su pandilla de "zombis" funcionales.