¡LA VORÁGINE DEL TRABAJO!
¿A qué me refiero con este encabezado ...?
Resulta que, en la inevitable charla de café con los amigos, se tocó el tema de los excesos ... en todos los sentidos, pero uno acaparó más opiniones que los otros, y éste fue el trabajo ...
A la distancia, todos los bebedores de café "sufrimos", en su momento, del síndrome de "la empresa no es nada sin mi trabajo"; sobrevaloramos nuestra participación en las labores y nos entregamos sin restricción (en cuerpo y alma) al trabajo, al grado de considerarnos "la última coca del desierto" ... llegando a la enajenación por lo mismo.
El trabajo es muy loable en una vida equilibrada ... pero cuando tienes responsabilidades familiares y sociales, y lo descuidas todo por la angustia de ser indispensable ... el asunto se toma enfermizo, ya que ¡dejas de trabajar para vivir y se vive para trabajar! ... Los lectores que leen esta colaboración y han pasado por lo mismo, entenderán, que ningún trabajo te obliga a estar disponible día y noche ... las veinticuatro horas; eso de vivir sólo para trabajar es un desatino en el que muchos caemos sin ver las consecuencias de lo que hacemos.
El resultado a largo plazo de esta actividad extrema es la locura, el desgaste emocional y físico, la pérdida de la familia, de tus amistades tradicionales y un cansancio acumulado que te tira a la lona.
Los conocedores sociales, sabiamente han dividido el día en tres momentos: 8 horas para trabajar, 8 para dormir y 8 horas para la familia, la distracción, el juego o la lectura. Todo esto para equilibrar emocional y físicamente al cuerpo y al pensamiento y mantener la cordura.
La actitud radical hacia el trabajo nos nubla el entendimiento y hasta te preguntas: ¿por qué el resto no trabaja como nosotros? ... Y se da la casualidad que estás equivocado; tan mal es trabajar sin medida como no hacerlo. Puro trabajo es locura y el pato lo paga el cuerpo, la mente y sobre todo los que dependen de ti.
La sabia distribución del horario diario, es para que no se abuse de esta acertadísima división; ni duermas, ni trabajes, ni te diviertas fuera de la división de horarios acordados por el sentido común.
Los excesos se pagan tarde o temprano ... y lo que iba a ser una vida de cuento de hadas se convierte en una película de terror. Lo peor es que no se deja espacio ni para la oración, ese espacio logrado que tienes para que Dios escuche tus cuitas y pedidos.
No se vale descuidar este renglón porque te va la vida en ello ... pero la vida eterna ... ¡No se vale perder el Cielo por exceso de trabajo!
Ahora me doy cuenta de que a esta distorsión del trabajo se le dice: "WORKAHOLIC", es decir, adicto al trabajo. En español se le conoce como "trabajoadicto" o "laboradicto".
¿Eres tú uno de éstos?